Roger Federer sigue en pie en el Mutua Madrid Open 2019 y, por ende, en su regreso a la tierra batida. Eso sí, no exento de sufrimiento: el No. 3 del mundo ha tenido que sudar de lo lindo este jueves para acabar en tres sets con Gael Monfils, No. 18, y acceder a cuartos de final (6-0, 4-6, 7-6 [3]). El segundo rival francés al que elimina en el torneo (tras Richard Gasquet en segunda ronda) ha estado muy cerca de provocar su eliminación en el Estadio Manolo Santana. No obstante, el suizo ha reaccionado a tiempo, y a la heroica, para impedirlo. Dominic Thiem le espera ya en la próxima ronda.
De los siete encuentros previos en tierra entre Federer y Monfils, el de Basilea se había apuntado cinco. Eso sí, Monfils había ganado dos de los últimos tres: no jugaban entre sí desde Roland Garros 2015. Sin embargo, el primer minuto del partido parecía disipar toda igualdad entre ambos, porque Federer ya conseguía romper el saque de su rival. A pesar de amagar con el contrabreak en el segundo juego, el set inicial se acababa ahí para Monfils. Con dos roturas más de servicio, Federer se apuntaba su primer 6-0 en tierra desde cuartos de final de Roland Garros 2012 (victoria ante Juan Martín del Potro)… ¡en tan sólo 18 minutos!
Sin embargo, la historia del partido cambiaba por completo en la segunda manga: Monfils empezaba a jugar con mucha más confianza. A pesar de que le costó 22 minutos ganar su primer juego del encuentro, enlazó ese pequeño triunfo con otro mucho mayor: su primer break (2-0). El séptimo juego pudo cambiarlo todo al reaccionar Federer con su propia rotura (4-3), pero fue un espejismo. Dos juegos después, el francés mantuvo su servicio con mucho esfuerzo para después empatar el partido gracias a otra actuación favorable al resto.
Federer, que con tanta suficiencia había jugado un rato antes, se mostraba totalmente desconocido. Los errores no forzados le maniataban mucho más que de costumbre, sin que la derecha o el revés le obedeciesen del todo. Con un 3-0 inicial en el set decisivo, Monfils daba un buen golpe de efecto. Entonces, Federer empezó a recuperarse. Hasta el punto de remontar esa diferencia, romper el saque al parisino (4-3) y empatar el marcador después. Pero todavía debió salvar otro momento crítico más, el peor de todos: dos bolas de partido en contra en el 6-6. Una vez resuelto tal problemón, el tie-break final fue cosa de niños para el tres veces campeón en Madrid tras dos horas extenuantes.
Por su parte, Dominic Thiem, No. 5 del mundo y finalista de las dos últimas ediciones del torneo, ha acabado con un jugador competitivo en tierra como él, Fabio Fognini (6-4, 7-5). Los campeones de los dos Masters 1000 previos en arcilla (Fognini ganó en Montecarlo y Thiem en Barcelona) han protagonizado, sin duda, otro de los partidos del día.
El cara a cara entre los dos reflejaba una igualdad extrema (2-1 favorable a Thiem antes de este encuentro). Y más en tierra batida, donde cada uno se había apuntado una victoria ante el otro: Thiem se impuso en Múnich 2015 y Fognini lo hizo en Roma 2018. El italiano, No. 12, estaba dispuesto a prolongar su mejor actuación en la Caja Mágica, que venía produciéndose este curso: había derrotado a Kyle Edmund en primera ronda y a John Millman en segunda. Por su parte, Thiem sólo había tenido que superar a Reilly Opelka, aunque en tres sets (con abandono del estadounidense de por medio), antes de llegar a este partido.
A pesar de que Fognini no había cedido ningún set hasta el momento, la historia cambió por completo en esta ocasión. Desde el principio, Thiem llevó la iniciativa del duelo. Ya en el tercer juego del partido, se apuntó un break (2-1). Consolidándolo después, no tuvo ningún problema para llevarse el set unos minutos más tarde: Fognini tuvo que salvar hasta dos ocasiones adicionales de rotura.
El segundo parcial fue más apretado. No tardó en quedar claro que un error en forma de pérdida del servicio iba a ser fatal para uno u otro. Hubo que esperar nada menos que hasta el undécimo juego para que el partido se decantase del lado de Thiem. Un nuevo break a su favor (6-5) le permitió cerrar la victoria después como sacador tras una hora y media de juego. Desde luego, el saque fue su gran virtud en el Estadio 3: hasta 6 aces, ni una sola doble falta y un porcentaje de puntos favorables abrumador tanto en primer servicio (82%) como en segundo (75%).