Carlos Alcaraz dio este martes su primer paso en la Caja Mágica. El español superó por 6-3, 7-5 a Nikoloz Basilashvili en un debut muy especial, poniendo la primera piedra en su camino en el Mutua Madrid Open. A punto de cumplir los 19 años, el murciano comprobó que ya es un gran ídolo para la afición española, que lo arropó en una noche mágica en la capital española.
“Estoy muy contento de haber sacado el partido”, declaró Alcaraz. “Era un jugador muy complicado que le pega muy duro a la pelota. Había pocos rallies y necesitaba mantener el ritmo desde el principio hasta el final. Al principio de cada set me ha costado un poquito pero lo hemos sacado”.
El pupilo de Juan Carlos Ferrero se repuso en un partido repleto de personalidad, remontando una rotura en ambas mangas para tocar la victoria. La dura pegada de su rival, que pudo competir en altura y bajo una cubierta, condiciones idóneas para el juego agresivo, no hizo retroceder al español.
“Soy un jugador que lucha hasta la última pelota”, defendió Carlos, al que la grada llevó en volandas con puntos impresionantes. «El espíritu de pelear cada punto me hace sacar este tipo de intercambios. Es increíble que toda la gente se levantara y me animara tras un gran punto”.
En una noche de martes, cerca de la medianoche, cerca de 10.000 personas se congregaron para ver el debut del adolescente. Una realidad que no escapó a los ojos de Alcaraz, agradecido por todo el afecto recibido.
“Me he sentido muy arropado por toda la gente. He sentido el cariño de todo el público de la Caja Mágica. Me siento afortunado de poder vivir este tipo de momentos y que la gente me quiera tanto”.
“Estoy sin palabras. Después de todo el día de espera, que toda la gente se quedara para ver mi partido a animarme hasta el final es algo que agradezco muchísimo. Tiempo atrás no me hubiera creído que tanta gente a estas horas y un martes estuviera viendo mi partido”.
Ahora, el camino para Alcaraz empieza a tomar tintes de gran exigencia. El español medirá en los octavos de final a Cameron Norrie o John Isner, dos jugadores que saben lo que es ganar un torneo de la categoría dorada del ATP Tour. Una puerta que ya ha derribo y un horizonte que desea: medirse a los mejores para ser uno de ellos.