Novak Djokovic ya está en la final del Mutua Madrid Open 2019. El número 1 del mundo peleará por el que sería su tercer Masters 1000 en la Caja Mágica (ya levantó el Ion Tiriac Trophy en 2011 y 2016) tras imponerse a Dominic Thiem en una intensa semifinal (7-6 [2], 7-6 [4]). Será su segunda final del año tras la que jugó y ganó (a Rafael Nadal) en el Abierto de Australia, además de su primer duelo por el título en un torneo de tierra batida desde Roma 2017 (perdió ante Alexander Zverev).
La rivalidad entre Djokovic y Thiem marchaba igualada en lo que respecta a la tierra (5-2 para el balcánico en general). Con dos victorias para cada uno en esta superficie, el partido de este sábado en el Estadio Manolo Santana iba a desequilibrar la balanza a favor de uno u otro. El austríaco venía de lograr dos victorias consecutivas en arcilla ante el balcánico: Montecarlo 2018 y Roland Garros 2017. Y, como se preveía, su juego fue eléctrico en todo momento para intentar ser el vencedor.
Ya en el tercer juego del partido, la calidad de Thiem al resto le permitió consumar su primer break (2-1). Con un aguante a prueba de bombas y un empuje demoledor, las sensaciones le favorecieron más en todo momento. Y, a pesar de todo, Djokovic resistió sus embestidas de forma estoica. Sin mostrar su mejor tenis, esperó su oportunidad aun con cierta incomodidad de por medio. Su rotura llegaría en el sexto juego (3-3), manteniendo poco después el saque con muchas dificultades y reservándose para el tie-break. En él, Nole tomó la iniciativa por primera vez. Y, por mucho que su juego hubiese resultado brillante durante todo el parcial, Thiem vio cómo Djokovic dominó la muerte súbita a placer y se llevó el primer set.
Aun así, el No. 5 del ranking no estaba dispuesto a tirar la toalla. La valentía siguió acompañándole en todo momento, caracterizando cada uno de sus golpes ganadores y de sus restos, muchas veces pegado, literalmente, al fondo de la pista. De hecho, Thiem no paró de intentar romper el saque de Djokovic. Pero, tanto en el segundo juego como en el cuarto del segundo set, no hubo manera. Tuvo que esperar hasta el sexto para conseguirlo (4-2)… justo antes de que el de Belgrado le pagase con la misma moneda (4-3). Al serbio volvía a ponérsele todo de cara. Con un premio mucho mayor esta vez: el encuentro.
No obstante, Thiem seguía empeñado en remontar. Su partido había sido demasiado completo como para no creer. Y, de nuevo, se vació para forzar el segundo tie-break de la semifinal (6-6). Ante el más difícil todavía: un 6-5 para Djokovic tras break previo. Dio igual, porque el reciente campeón en Barcelona fue capaz de devolverle la rotura a su adversario en un momento crítico. Uno en el que el aguante del mejor del mundo resultó de nuevo capital. De menos a más en el duelo y tras 2 horas y 25 minutos de lucha, fue dueño y señor de la resolución del partido. Como en el resto de momentos de tensión (y fueron muchos) con los que se encontró, pleno de sangre fría, antes de certificar el pase a la final. Esa en la que podría llevarse su decimocuarto título en tierra este domingo.