La 18ª edición del Mutua Madrid Open será una de las más especiales de la historia del torneo. David Ferrer se despedirá del circuito profesional en Madrid tras una dilatada y exitosa carrera. Pone fin a una trayectoria deportiva con 27 títulos ATP, tres Copas Davis y una final de Roland Garros. Además, se lleva el respeto y admiración de los seguidores al tenis por su lucha, pundonor y sacrificio durante sus 19 años como profesional.
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Ferrer dirá adiós siendo uno de los mejores jugadores españoles de la historia. En su palmarés tal vez no aparezca un Grand Slam, pero su valor como jugador asciende al haber batallado, e incluso ganado, en la hegemónica época del Big Four. Respecto al Mutua Madrid Open, Ferrer siempre guardará un gran recuerdo del torneo de casa y se despedirá de él consciente de haber hecho disfrutar con partidos que quedarán grabados a fuego en la memoria del público madrileño.
Con 20 años hizo su debut en Madrid. En aquella primera edición del torneo en 2002, ganó a Youzhny en primera ronda y perdió frente a Grosjean en segunda. Dos años después no fue capaz de pasar del primer partido frente a Alex Corretja. Y es que en condiciones de indoor, su trayectoria en el Madrid Arena dejó como mejor resultado los cuartos de final alcanzados en 2005. En esa edición, donde ya rozaba el Top 10 (No. 11), ganó a los argentinos Calleri y Puerta en partidos duros que se resolvieron a tres sets. Finalmente, cayó en la antepenúltima ronda del torneo frente al norteamericano Ginepri.
La carrera de Ferrer comenzaba a despuntar, copando los puestos más altos del ranking, llegando lejos en los torneos importantes y ganando títulos. Sin embargo, ese éxito no iba en consonancia con sus presencias en Madrid. En 2006, 2007 y 2008, no consiguió pasar de segunda ronda, es decir, estuvo tres años sin ganar un partido. El británico Tim Henman y Feliciano López fueron sus verdugos.
Con 13 títulos en tierra batida y siendo uno de los mejores jugadores sobre esta superficie, el traslado a la Caja Mágica benefició a David. Sin embargo, su maldición con la segunda ronda en el torneo continuó un año más al verse superado en el primer partido por Juan ‘Pico’ Mónaco. No obstante, el salto cualitativo en 2010 fue importante. David firmó un torneo brillante dejando por el camino un complicado debut frente a Baghdatis y superando con autoridad a Cilic y Murray. Se plantó en semifinales contra Federer. El suizo ganó, pero el alicantino no perdió nunca la cara al partido y ofrecieron un auténtico espectáculo tenístico.
La combinación de David Ferrer y la tierra batida hacía tambalear los esquemas de los ‘intocables’, del temido Big Four. En Madrid libraron multitud de batallas, en las que el alicantino les puso contra las cuerdas y donde se labró el respeto y admiración de Federer, Nadal, Djokovic o Murray. Muestra de ello fueron los primeros años de vida del torneo en la Caja Mágica. Primero fue Federer y en 2011 le tocó sufrir a Djokovic. Aquel año Ferrer plantó cara al serbio, que en esa temporada arrasó en el circuito. El español perdió, pero obligó al actual número uno del mundo a batallar cada bola y a tener que resolver el partido en la última manga.
En 2012, con la pista azul, Ferrer alcanzó los cuartos de final donde volvió a caer frente a Roger Federer. Sin embargo, en tercera ronda dejó uno de los mejores partidos del torneo contra Nicolás Almagro. Alicantino y murciano batallaron durante 2 horas y 53 minutos, en las que Ferrer llegó a salvar dos bolas de partido para acabar imponiéndose por 7-6 3-6 7-6. En pleno apogeo de su carrera, Ferrer volvió a repetir cuartos de final en 2013 y volvió a enfrentarse por tercer año consecutivo contra un miembro del Big Four, esta vez Rafa Nadal. Dejó por el camino a Istomin y Haas para enfrentarse contra su mayor némesis en tierra batida. En aquel partido, Ferrer llegaba con un ranking mejor que el de Nadal. Y estuvo cerca de demostrar el por qué de esa anecdótica estadística. Ganaba 6-4 y 6-6, pero se quedó sin fuelle. Perdió todas las energías y acabó cediendo en el torneo con un rosco en el último set.
Kei Nishikori se convirtió en la auténtica pesadilla del alicantino en las dos siguientes ediciones. En 2014, se enfrentaron las caras en semifinales donde, otra vez en un partido de Ferrer, la dureza y el desgaste físico fueron la nota dominante. El nipón se adueñó del pase a la final después de que David forzara el tercer set. Misma historia en 2015, pero en cuartos de final y con un partido mucho más plácido para Nishikori (6-4 6-2).
Cinco años seguidos llegando al menos a los cuartos de final en Madrid, junto con la también increíble regularidad que mantuvo en otros grandes torneos del calendario, pasaron factura al alicantino. En 2016, Ferrer no estuvo tan afinado como en otros años y cedió en tercera ronda frente a Berdych y un año después volvió a sucumbir en la misma ronda frente a Nishikori. Finalmente, en 2018 no pudo resarcirse de sus últimas actuaciones en el torneo y se unió a la larga lista de bajas de aquel año debido a su reciente paternidad.
Una historia con Madrid que toca a su fin este año. El Mutua Madrid Open despedirá a uno de los grandes del deporte de la raqueta. Por ello, la organización del torneo, con la ayuda del público, realizará una serie de homenajes que tendrán lugar durante la semana del 3 al 12 de mayo. Preparen sus manos para aplaudir a un tenista de los pies a la cabeza.