El kilómetro cero de la gira europea sobre tierra batida arranca en el Mutua Madrid Open para Naomi Osaka. La japonesa, que suma este curso la cuarta participación en la Caja Mágica, tiene en su contador de puntos un amplio margen de mejora en superficies lentas a tenor de los resultados exhibidos durante su carrera.
La ganadora de cuatro títulos de Grand Slam, todos sobre pista dura, puede tener en la capital española un estímulo extra en la búsqueda de recuperar el trono del tenis femenino persiguiendo a la australiana Ashleigh Barty. Un argumento de peso para Osaka reside en que su mejor marca personal en arcilla la estableció en los cuartos de final de los torneos WTA 1000 de Madrid y Roma en 2019.
La ex No. 1 del Ranking WTA alcanzó por primera vez esa ronda en el MMOPEN partiendo como principal cabeza de serie y dejando en el camino a la eslovaca Dominika Cibulkova, la española Sara Sorribes necesitando tres mangas y la bielorrusa Aliaksandra Sasnovich. La suiza Belinda Bencic privó entonces a la jugadora nipona de acceder a la penúltima ronda imponiéndose en un apretado tercer set (3-6, 6-2 y 7-5).
No solamente en la carrera por el número uno necesita aplicarse sobre el polvo de ladrillo la vigente campeona del US Open y el Australian Open. A los 23 años, Osaka tiene ya en su palmarés dos coronas en Nueva York (2018 y 2020) y otras tantas en Melbourne (2019 y 2021). En su colección solamente le faltan los títulos de Roland Garros y Wimbledon para completar el Grand Slam y ponerse a la altura de las grandes leyendas del tenis.
La tenista asiática, que el año pasado se perdió el abierto francés por una lesión en el tendón de la corva, tiene como asignatura pendiente alcanzar la segunda semana de competición en París. La actual número dos del mundo se quedó en la tercera ronda del segundo grande del calendario en las ediciones de 2016, 2018 y 2019 y, para romper la barrera de los octavos de final, dispone en el Mutua Madrid Open del primer examen para impulsarse.